Amordazó su boca con el silencio y en el exilio aprendió a no desear. Y por si la letanía en la que la distancia hace el olvido no se cumplía, trancó todo para que no le doliese el destino. Pero al final, siempre ocurre. Y en los desvanes aparecen oxidadas llaves, deseosas de bailar tangos con oxidadas cerraduras. Armarios de los que salen a estirar las piernas, las sombras que traen bajo el brazo la memoria.
MADRE
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*En el hoy*
*y en el ayer.*
*En la luz*
*y en la tiniebla.*
*En el recuerdo*
*y en la tristeza.*
*En el todo*
*y en la nada.*
*En el siempre:*
*Un beso, Madr...
Hace 18 horas