Te gustaba verme llegar,
sereno ante mi flaqueza,
ansiábamos estar solos,
que todo desapareciera.
El tiempo no se detiene
¡maldito reloj que nos gobierna!
estar a tu lado unas horas
tiempo que nunca regresa.
Te gustaba verme reír
desbaratar toda inocencia,
enredándome como a un gato
que intenta trepar por tus piernas.
Registrabas mi cuerpo manso
trastocabas mi conciencia,
deseaba comer de tu mano...
tiempo que nunca regresa.
2005, octubre.