lunes, 15 de junio de 2009

Positivar



Caminó de puntillas hasta el aseo para no despertar al resto de la casa. Parecía que cada día sonaba antes el despertador. Tras refrescarse la cara se miró en el espejo y encontró pegada la cuartilla que había dejado sobre el escritorio la noche anterior:

He de pensar que no tengo la verdad absoluta en mi poder. Que las cosas no son blancas o negras. No hacer suposiciones y ante la duda, preguntar, que es mucho más saludable. Magnificar tanto los errores como los aciertos no conduce a nada, he de saber que los dos existen, y que soy responsable sólo de los míos y en su justa medida. Cometo errores y he de auto aceptarme sin que ello haga que me infravalore. Si fallo en una cosa, sólo fallo en esa, el resto de mi persona sigue siendo admirable. La importancia de tener claro lo que se quiere es mucha, porque la mente tiene una capacidad sugestiva enorme y todo lo que acepte que pueda pasar, hará que la tendencia a que suceda, sea mayor.

Mientras se maquillaba los labios pensó que tenia que aprender a guardar sus cosas mejor.
(Imagen de un reflejo borroso)