jueves, 18 de noviembre de 2010

Orquidea de otoño.


Contraria al espejismo de la felicidad
emitió un suspiro amordazado
y pugnó por saberse viva.
Desplegó temerosa los pétalos
y mientras el cielo se quebraba en aires acuosos
los colores brotaban al escuchar la lluvia.
Esta tarde de otoño vi florecer la primavera
como si fuera mi piel adormecida.
Y me lo perdoné todo.



(Como dice mi amiga Eva, mis orquideas me hablan. Una me ha gritado, y me emociono cuando siento. Ha sido esta)

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Párpados inundados.


No soy yo quien contempla,
fragmento roto frente al cielo,
las aguas que besan mi orilla
en su agonía lenta.
Es el mar quien me mira,
cubierta de sal y de tiempo
esperando de mi una caricia
liviana como mis versos.
Mas no puedo.
Y dejo caer los párpados,
inundados de mar.