jueves, 18 de noviembre de 2010

Orquidea de otoño.


Contraria al espejismo de la felicidad
emitió un suspiro amordazado
y pugnó por saberse viva.
Desplegó temerosa los pétalos
y mientras el cielo se quebraba en aires acuosos
los colores brotaban al escuchar la lluvia.
Esta tarde de otoño vi florecer la primavera
como si fuera mi piel adormecida.
Y me lo perdoné todo.



(Como dice mi amiga Eva, mis orquideas me hablan. Una me ha gritado, y me emociono cuando siento. Ha sido esta)