miércoles, 25 de noviembre de 2009


La ciudad está tan triste como yo,
hoy le dio un infarto a mi Alter ego.
Apenas sentí nada,
sólo unos pinchazos debajo del pulmón,
en el lado izquierdo.
Fumaba demasiado, bebía demasiado,
escribía poemas calientes
ninguno bueno,
siempre subida a su tacón de aguja
así era mi Alter ego.
Tic tac, hola buenos días,
muy bien gracias, nos vemos luego.
Tengo que regresar a mis asuntos
que no se note que mi mitad se ha muerto.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Sirenas afónicas

Al ser una sirena cuyo canto no atraía
Usó su garganta para hacer…

cosas divinas

.

martes, 17 de noviembre de 2009

Fantasmas...




Amordazó su boca con el silencio y en el exilio aprendió a no desear. Y por si la letanía en la que la distancia hace el olvido no se cumplía, trancó todo para que no le doliese el destino. Pero al final, siempre ocurre. Y en los desvanes aparecen oxidadas llaves, deseosas de bailar tangos con oxidadas cerraduras. Armarios de los que salen a estirar las piernas, las sombras que traen bajo el brazo la memoria.

domingo, 15 de noviembre de 2009

La Mecánica del Corazón.



Este fin de semana he leido "La Mecánica del Corazón" de Mathias Malzieu,
un cuento de amor para niños grandes.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Uvas


Me gustan las uvas
porque al morderlas estallan en mi boca
como las huevas de un esturión,
como los granos de una granada,
como los tomates cherryes.
Pero me gustan las uvas
porque al morderlas estallan en mi boca
como tu sexo.
Dulces.
Refrescantes.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Rutina


El día en que dejaste de desear
que la meta fuese el horizonte,
dejaste de inventar mi pecho
mi espalda, mis brazos
los tuyos...
Y tu cuerpo convirtio al mío en el espejo
donde la costumbre ensaya.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Otoño con olor a primavera.


Tu presencia renueva la estancia
porque en el tacto tienes primaveras.

Me sacas de la niebla
donde lo incierto enreda

y con tiernos gestos

haces que mi cuerpo florezca.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Briznas de otoño.




Las briznas de otoño que son sus ojos
me sonreian tras las cortinas de sus pestañas.
Fue una invitación al olor de su cuello
a la humedad turbada de su sexo
al silencio íntimo de su boca.
Fue una invitación callada.
Años después sigo pidiendo
que cuando me bese, me clave su mirada.