Te acercas y retrocedo,
y no ansío más que tocarte.
Te acercas y tengo miedo
de sentirte en mi carne.
Te acercas y retrocedo,
de tu aliento deseo inundarme.
Quiero tenerte y no puedo
¡Qué destino tan infame!
(foto: chimemea con protección)
Esto nunca fue un diario