miércoles, 4 de marzo de 2009

También es magia.


Subida sobre dos cajas, consiguió llegar hasta la claraboya. Haciendo equilibrios, paso un trapo limpiando el cristal. Tan sólo las telarañas desaparecieron, pero el desván ya lucía diferente con la claridad que se escurría de esa ventana rota. Su vestido blanco cubría su piel opaca. Arrastró la maleta por el suelo hasta llegar al rayo de luz y la abrió. Atrapó con sus pequeñas manos el pelo en una cinta, para que no le tapase la cara. Sentada sobre las maderas, repartió los libros alrededor y sacó la chistera de la maleta. Entre todo el polvo parecía inmaculada, forrada por dentro con seda rosa, vestida por fuera de seda negra. Muy bajito susurro unas palabras y después gritó ¡Salid fuera! Y pasó lo mismo que la última vez que abrió la maleta. De la chistera salieron cuervos, y por el agujero de la ventana rota, se escapaban.
La niña de la piel opaca no sabe liberar palomas, pero cuando libera cuervos, también es magia.
(imagen: Lámpara del Museo de Victoria & Albert de Londres)