lunes, 21 de septiembre de 2009

Temblor




A la vista de cualquiera hubiera sido injustificable, por eso siempre lo hacía a escondidas. No quería explicar sus temblores. En tantas ocasiones la había arañado el alma, que no podía más que coger aire cuando estaba realmente decidida. Sin saber qué iba a suceder tras el leve movimiento, cerraba los ojos y pasaba la página. En los versos del poeta descubría los espejos de su vida.



(y hay poetas
y poemas
que me hacen daño leer)