martes, 13 de enero de 2009

"Bajo el Otero"



Me castigas y lo se,
y es mi penitencia mirarte,
que al vernos abrazar un día,
por la ofensa pides mi sangre.
Te lo has llevado muy lejos
jugando con malas artes,
que tu sentir es de piedra,
no entiendes a los amantes.
Tus ojos marmóreos me ven,
más no he podido rogarte,
a tus pies suplique clemencia,
y aún así me lo robaste.
Mírame y disfruta en la altura
que en el suelo,
mi cuerpo se muere de ansiarle,
te mostré lo que mas quería
y por eso lo envenenaste.
No entiendo tus celos Otero,
siendo yo tan insignificante...
Deja que mi dios regrese
y que como ayer lo idolatre.
Culpable soy de este amor,
como Magdalena era culpable,
dime, si así tú la amabas,
por qué de mi lo separaste.
(Foto del Cristo del Otero)