domingo, 5 de octubre de 2008

Dormida como una gata, palabras.


Me suelto el pelo, recién lavado pero ya seco. Cae por la espalda acariciándome, me hace sentir deseable. Apenas me he puesto un triángulo de ropa para tapar otro más pequeño. El frio de octubre ya habita la casa y todo menos mi cuerpo está destemplado. Me quedo mirando al techo panza arriba como dice Gioconda, como una gata. La manta náutica me cubre y me quedo en el sofá ronroneando. Imaginando tu roce, suponiendo tus gestos, casi noto tu calor bajo la manta. Y esperando a que llames me quedo dormida, con la piel incendiada.