miércoles, 3 de septiembre de 2008

Juventina, poema.


En el abismo de tus ojos puedo perderme,
profundidades del lago que albergó tu alma,
buscando un resquicio de la cordura,
verdes olivas que fueron esmeraldas.
Tus manos siguen tejiendo los volantes que te engalanaban,
con una tela invisible y costuras tan livianas
que no puedo ver el hilo ni se como la aguja casa.
Es un quebranto tu voz, sin sentido tus palabras,
me cuesta reconocerte, no estás tras la mirada.
Sigue tejiendo querida, el mundo que imaginabas.


2005


La juventud se difuminó en tu nombre...

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