martes, 2 de septiembre de 2008

A tus pies sosegada, poema.


Maldito sea el engaño si me engañé
y malditos estos ojos que dejaron de mirarte,
malditas las brumas que me envolvieron
ahogándome hasta desligarme.

Perdón por ésta libertad te pido,
implorándote piedad con mi amor importunándote,
porque sólo a nuestro amor mi dolor confío
aguardando la señal para entregarme.

En la sinrazón de mis manos perdiéndose
por esta montura descabalgada,
se me van los dedos huérfanos de tu cordura
recordándote en mi piel, ya ajada.

Que yo no quiero ser libre,
que la vida sin ti es muy amarga,
que necesito tener el alma mansa.
Que necesito que hoy también me domines
Y estar a tus pies sosegada.

2008

1 comentario:

Antonio F. Marín dijo...

Eria:
Me encanta este poema. Tiene un estilo clásico que me gusta mucho, además del tema que lo tratas con suma delicadeza, sensualidad y lirismo. Me gustaría publicarlo en mi blog, si me das permiso. He qierido escribirte para pedírtelo, pero no he visto tu email en el blog, así que te dejo aquí mi petición
Un beso
Antonio.